lunes, 7 de septiembre de 2009

El Enemigo: Violencia e Independencia según Lamata


“En una guerra moral, si actúas como el enemigo eres el enemigo”
- Personaje de "Danielita" Alvarado


Voy a aprovechar el comentario que el pana Stone25 hizo sobre El Enemigo en mi post anterior, para explayarme a hablar de la que considero la mejor película venezolana del 2008. Sí, para mí la mejor. Aunque me caigan encima quienes la odiaron, siento que los premios recogidos, la nominación al Goya como mejor película extrangera y la pequeña recaudación que tuvo en taquilla, no le hicieron suficiente justicia a esta historia sobre el desencuentro, el rencor, la venganza y tal vez la redención de dos habitantes de Caracas víctimas de la violencia.

La humilde madre de un joven abaleado y un fiscal del Ministerio Público cuya hija fue víctima también de una balacera, coinciden en una angustiante noche en los pasillos del Hospital Clínico Universitario de Caracas. Ambos esperan que sus hijos continúen con vida al amanecer. Ese encuentro aparentemente casual, no es fortuito. Un secreto se oculta detrás de esa falsa coincidencia y se va revelando a lo largo de El Enemigo. La historia está inspirada en la pieza teatral Un corrío muy mentado, de Javier Moreno y fue adaptada a la pantalla por el director Luis Alberto Lamata, quien encontró elementos particularmente atractivos para convertirla en película:

“La obra era conmovedora, pero lo que más me gustó era que hablaba de una diferencia social única y poco explorada: Ese bache social que existe entre la clase media baja y la más popular. Otros países no lo tienen tan claramente palpable como Venezuela. Parte de lo que vivimos hoy, es porque ese bache se nos creó en algún momento. No es la diferencia social clásica que explotan las telenovelas, es una cosa más sutil. Es la historia de ese tipo que logró ser abogado, pero vive en el valle; es educado, no es un malandro y sin embargo, tiene un distanciamiento grande de la gente de barrio.”


Ése "abogado de El Valle" lo interpreta Carlos Cruz. La esposa de Lamata, Lourdes Valera, encarna a la madre y Daniela Alvarado a la hija del fiscal. El texto original contaba sólo con dos personajes en un solo escenario, Lamata enriqueció su guión agregando nuevas escenas, nuevos personajes, desenlaces e incluso anécdotas tomadas de experiencias reales ocurridas en el Hospital Clínico Universitario, como por ejemplo, el caso de algunas madres que vienen armadas al hospital a proteger a sus hijos de algún ajuste de cuentas.



“Ahorita estamos viviendo en Venezuela una guerra silenciosa con penas de muerte no declaradas. Incluso es un problema que sobrepasa nuestras fronteras y se extiende al continente. De lado y lado de los bandos que se enfrentan, siento que es preciso encontrar una capacidad de convivencia sin agresión. Fernando Sabater dijo en una entrevista una frase tremenda: El destino son nuestros semejantes. Sartre decía que los otros son el infierno, pero en todo caso están ahí, para bien o para mal, son nuestro destino. Y el dilema de estos personajes lo demuestra, el fiscal tiene una motivación sádica de indagar en el dolor ajeno de esta mujer, pero al asomarse al abismo de esta madre, ve su propio dolor.”

Independencia, Entrega y Solidaridad


Lamata también es responsable de Jericó (1990), Desnudo con Naranjas (1994), La Primera Vez (1997) y Miranda Regresa(2007), pero lo que hace diferente a El Enemigo, y que en mi opinión la convierte en un triunfo aún mayor, es que fue rodada de forma 100% independiente, sin apoyo económico del Estado o de la empresa privada.

¿Quién iba a pensar que Luis Alberto Lamata, luego de realizar una de las películas más caras de nuestra historia (Miranda Regresa) se aventuraría a realizar una modesta película independiente? Usando cámaras de video, con personal mínimo, dinero proveniente del aporte personal de sus productores y la solidaridad de técnicos y artistas, El Enemigo demuestra que un gran trabajo no siempre va acompañado de cifras millonarias o alardes de producción.

“Cuando trabajas en TV te acostumbras a trabajar con presupuestos incluso más grandes que el de Miranda Regresa. Por oficio, me he acostumbrado a hacer trabajos de encargo con presupuestos que no he levantado yo. Hay encargos más gratos que otros, en el caso de Miranda, pues me encontraba en mi elemento y además debía contar una historia que tenia una carga educativa importante y asumida. Estoy acostumbrado a esos saltos. En RCTV yo hacia un par de novelas y me iba a hacer mi corto con los realitos que podía conseguir. Incluso hoy, cuando hago una película, sé que el costo final de esa aventura es que luego debo trabajar en alguna telenovela para recuperarme o poder financiar mi próximo proyecto. Últimamente he vivido una luna de miel con el cine, que no es común en mi carrera.”

“En el caso de El Enemigo, el equipo de rodaje era muy pequeño, mínimo, pero muy profesional. Todos vienen de trabajar conmigo en otras películas. Se me hizo muy grato porque al hacerla con recursos tan mínimos, me permití concentrarme más en el trabajo actoral. Esta no es una película para hacer un gran alarde de imagen o producción, lo que tenía que contar, tenia que contarlo a través de los personajes.” Y en mi opinión, lo logró. En esta película, excelentes actuaciones hacen justicia a un gran guión.



El rodaje fue planificado en dos etapas con una pausa de 6 meses, que debido a dificultades económicas y otros compromisos del equipo se convirtieron en dos años. Los primeros 12 días se grabaron en el 2005 y los 3 días restantes en el 2007. 15 días en total fueron suficientes para contar esta historia en la que casualmente los eventos suceden con una diferencia de 2 años. El costo final de la producción estuvo cercano a los 300 millones de bolívares (De los viejos) y aunque a primera vista la cantidad de actores de renombre que participan en la cinta haga pensar que las cuentas no cuadran, los créditos finales del film se desviven en agradecimientos al elenco, que a fuerza de voluntad y ganas de hacer cine hizo posible la realización de una película de tan bajo presupuesto como El Enemigo.

“Sin ellos la película no hubiera podido realizarse.” Comenta Lamata. “La cosa no fue gratuita, yo creo que todo trabajo debe ser pago. Pero la mayor parte de ellos trabajó por cifras mucho menores de lo que suelen ser sus tarifas. Hay actores allí a los que les pagué con una cena. Uno como realizador debe saber qué fortalezas tiene. Yo contaba con la amistad de una cantidad de actores con los que he trabajado en televisión que se mueren por hacer cine. Es una cosa que además es bueno que lo sepan los cineastas independientes, porque muchas veces se les oye decir: “bueno, pero ese elenco es impagable”, pero la verdad es que si tu llamas a ese elenco para un proyecto que les guste, lo más probable es que lo acepten porque los actores de este país se mueren por hacer cine. Claro, cuando trabajas en una película como Miranda, donde ya cuentas con un presupuesto más holgado, pues por supuesto que pagas lo que se debe pagar.”

Chevere por Lamata, pero para mí, es allí donde está la pata coja de la película, pues cada vez que vemos cualquiera de estos cameos de "estrellas" de la televisión, a mí particularmente me sacaban de la trama. Sus apariciones distraen. "Ay, mira a Gledys Ibarra. Que buena sigue estando esa negra." "Mira a Alva Roversi... ¿Qué estará haciendo ahora?"... !Coño! No creo que la gente aquí coma tanto cuento con el fulano "cartel". ¿O me van a decir que nadie tiende la ropa como Caridad Canelón? No creo.


Lamata explica: “Desde que escribí el guión tenía una idea de qué actores quería. En el caso de Carlos Cruz, es un actor que a mi me parece fabuloso, tiene una sensibilidad tan grandota como él. Y en el caso de Lourdes Valera, independientemente de que sea mi esposa, siempre ha sido una actriz que he admirado mucho, incluso desde antes de empatarme con ella, me gusta mucho su capacidad de pasar de la comedia al drama. Todos los actores fueron muy profesionales. El tiempo que no fue de rodaje, fue tiempo de ensayos y muchos de los diálogos que están en la película son improvisados y surgieron de esas sesiones. Hay escenas completamente improvisadas, ni los actores sabían bien de que iba la cosa, pero habían preparado tan bien sus personajes, que se aventuraban a tomar ese riesgo.”

Con el Rancho bajo la piel


Los más viscerales críticos del cine nacional suelen apuntar sus argumentos hacia dos tópicos específicos: La violencia gratuita en muchas de nuestras películas y el excesivo uso de los barrios y malandros como protagonistas de sus historias. Sin embargo, Lamata responde: “Nunca vamos a dejar de hacer cine con malandros y barrios. Es parte de nuestra realidad y siento que es además nuestro aporte narrativo. Es como decirle a los gringos que no hagan cine de gangsters, cuando es un género que se reinventa cada año, desde El Padrino hasta American Gangster. Es un género del cine y nosotros tenemos nuestro género, que es el de malandros. Luego de hacer Jericó y Desnudo Con Naranjas, la gente me felicitaba porque yo no hacía películas de ese tipo, pero yo les decía: “Ya va, espérate, que yo también quiero hacer mi película de malandros”.

“En una percepción quizás un poco aventurada de mi parte, yo siento que al público le encanta ver películas de malandros. El venezolano tiene una fascinación con la violencia. No es casual que las películas más taquilleras de la filmografía venezolana sean: Homicidio Culposo, Secuestro Express, Macu, Sicario, la lista es enorme. Hay cierto morbo en eso de la violencia. La cosa es que hay que saber resolverlo, porque sino nos come. Siendo Caracas una ciudad tan armada, tan violenta, me parece maravilloso que aún haya una reserva de racionalidad y de necesidad de paz en los venezolanos, es importante aferrarse a ella. Lo negativo sería que sólo se hicieran películas de malandros. Y si algo bueno tienen la nueva ola de “operaprimistas” que está apareciendo es la diversidad temática. Se está rescatando el género de la comedia y eso tiene un valor importante. Hacer comedia es difícil y ojala reincidan, porque lo harán con la experiencia aprendida en sus primeras cintas. Creo que es muy bueno que el abanico se abra, es importante que el país recupere un cierto esfuerzo audiovisual que hable de nuestra historia y tenga un valor educativo, porque las películas, tienen un alcance enorme.”

4 comentarios:

charlesstone25 dijo...

Caque, la sobreactuación de Lourdes Valera hace insoportable la película. El guión tiene subtramas que no van a ningún lado, como esa entrevista "fantasma" que hacen y que no tienen ningún tipo de payoff, un recurso narrativo que queda a medias, como si se les hubiese olvidado. El guión tampoco ayuda, un sermón que da vueltas, mareando y mareando, siempre subestimando la capacidad del espectador, no solo de anticipar el final, sino de captar "el mensaje".

Y el temita de barrio está ladilla, pero de pana. No se trata de que si este es un "approach" diferente, se trata de que no existen cineastas en Venezuela realmente salidos de barrio, con la moral, experiencia y corazón real para tratar historias de este tipo. Lo que queda es una panda de wannabes, incluido Lamata, que sueñan con Festivales Internacionales mientras escriben y montan estos bodrios, en vez de pensar en el público.

Respeto tu opinión, pero para mí, de plano, El Enemigo es una de las peores películas que he visto en mucho tiempo.

Sigue escribiendo

Caque dijo...

Tu opinión se respeta pana.
Ahora, con respecto a los "cineastas salidos de barrio", han habido aquí en Venezuela unas cuantas películas hechas por gente100% parida en rancho. Vienen a mi mente "Azotes de barrio en Petare" y "Volver al pasado" que se hizo en Guatire.
Voy pendiente de investigar sobre ellas y ver si puedo hacer un artículo sobre el que yo llamría "Cine Ingenuo" o algo así. Pues quienes lo realizan sólo tienen sus vivencias para trabajar, camaritas de video no profesionales y años de ver películas de Jean Claude Van Damme y Arnold Shwarzenegger por RCTV. El producto, por lo que he podido ver, es un reflejo de lo que mucha de esta gente tiene en la cabeza. No creo que ese sea el "Cine de barrio" que necesita verse aquí, pero me parece interesantísimo.
Saludos y gracias por comentar!
Aún estoy aprendiendo a usar esto, pero me está gustando.

charlesstone25 dijo...

Azotes de barrio es como una película "sweded", pero es algo. Y comparto contigo que el movimiento es para al menos prestarle atención. En ese caso en particular, lo de cine ingenuo se queda corto, pero quien quita que salga algún "Remy" (Ratatouille) de allí. Te apuesto a que sería grandiosa.

Acabo de ver "District 9", donde se nota el impacto del Apartheid, pero a diferencia de lo que se produce en Venezuela, estos panas saben contar una historia y hacerte añicos los nervios. Un peliculón.

CARLOS DANIEL MALAVE dijo...

CAQUE SI QUIERES CONTACTAR A JACKSON Y TODAS SUS PELIS AVISAME, AHORA MISMO ESTOY POR PRODUCIRLE UN EL REMAKE DE AZOTES DE BARRIO 1
SALUDOS
CARLOS MALAVÉ