viernes, 6 de agosto de 2010

Cheila, una Casa pa' Maita

Finalmente la vi el fin de semana. Mi esposa odió cada minuto e incluso twiteaba desde la sala destruyéndola. No la culpo. Es una película que para algunos, homofobias aparte, puede resultar difícil de ver. Retrata una realidad a la que frecuentemente preferimos voltear la mirada y no lo hace con buen gusto, ni con buena factura técnica. A pesar del rancho, siento que Cheila, una Casa pa’ Maíta es una cinta que tiene unas bases sólidas y varias virtudes.

El guionista Elio Palencia, hizo la adaptación de su texto teatral La Quinta Dayana para concursar en el 2007 en la I Convocatoria de Ideas para Largometrajes de ficción de la Villa del Cine. Obviamente ganó con la historia de Cheila, transexual que regresa de Canadá a pasar navidades en la casa que le regaló a su madre, con la esperanza de que su familia pueda apoyarla económicamente para terminar de cercenarse el que te conté. ¡Sorpresa! La otrora hermosa “quinta” está tan deteriorada como la sociedad venezolana y la ocupa un caótico grupo de hermanos, cuñadas y sobrinos vividores, que harán que Cheila se replantee la relación consigo misma y con su familia.
Secretos, monstruosidades, rencores, desamor, intolerancia y “viveza criolla”, todo amasado por el director Eduardo Barberena, recordado (por alguien, no por mí) productor de largometrajes nacionales de los años setenta, asistente de dirección de Román Chalbaud y Miguel Littin; Responsable de uno de los segmentos de Tres Tristes Trópicos (1982) y director del largometraje La Hora Texaco (1985). Barberena, también tiene engavetada en La Villa del Cine la peli Bambi C-4 (201X) sobre el terrorista cubano Luís Posada Carriles.

En el material de prensa se leen cosas tan trilladas como: “controversial”, “la historia de una mujer nacida en el cuerpo de un hombre”, “que persigue su sueño”, etc. Pero la verdad, de controversial no hay nada en la película más allá de la explotación mediática del hecho de que Cheila, en la vida real, es interpretada por Endry Cerdeño, quién también cambió de sexo. El tratamiento del mundo gay, de los traumas del personaje y de sus secuelas emocionales saben a viejo, a ya probado y digerido mil veces, wanna be de Almodóvar con todos los clichés existentes de cine cabaretero de lentejuelas al son de la Lupe. Sí, otra vez el mismo “parecerse a…” o “Hagámoslo como en tal película…”
Hay actuaciones muy buenas, sí, como la de Violeta Alemán, Aura Rivas y José Manuel Suárez. Pero también hay terribles como la de Luke Grande, quien hace gala de sus caras de malo sobreactuado y desentona con todo. Parece un chiste. Y así con todo. Es una cinta que te deja bipolar y te hace ir del aplauso al abucheo.

Tiene secuencias absurdas que terminan causando risas no intencionales, como el baño de sangre que cae en la pantalla cuando una operación tiene lugar o los dos números musicales, totalmente gratuitos dentro del guión, simples y aburridos en su puesta en escena. Parecen más capricho que otra cosa. Fuera de tono, fuera de todo.
A pesar de detalles como esos, la cinta fue la gran ganadora del Festival de Cine de Mérida. Aunque la factura técnica es muy pobre (a excepción de una explosión muy bien hecha), las mayores virtudes de Cheila, una Casa pa’ Maita están en su guión. No nos equivoquemos, hay bastantes lugares comunes y los flashbacks que cuentan la historia de cómo Cheo se convirtió en Cheila, especialmente ese capítulo trágico que ocurre en una playa, son absolutamente prescindibles. Si los sacan, no pasa nada.

En cambio, sí hay algo que atrapa y deja algo en el drama familiar que desencadena la llegada de Cheila a la mentada casa. La alegría que produce en todos su regreso y la aceptación de su condición, van desapareciendo paulatinamente en la medida en que a la protagonista no le quedan más opciones que pensar primero en ella misma.
Siento que hay en el argumento una clara crítica al paternalismo, a un pueblo acostumbrado a que le den todo en la boquita y que termina convertido en parásito. ¿Es criticable entonces que para Cheila, la libertad y el éxito se encuentren fuera del país? ¡Claro que no! ¡Para ella es así y punto! Y mientras ella se va con su bolero a otra parte, sigamos malcriando a nuestros hijos, sigamos chuleándonos a nuestros proveedores, pero eso sí, nada de voltearse, que el que le pega a la mamá se arruina. Ir a casa de Maita, es ver a la cara a una Venezuela que existe y que sigue malcriándose aunque no nos guste.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Hoy la vi! y coincido totalmente contigo en el comentario final sobre el guión, aunque debo reconocer que creo que me gustó un poco más de lo que a tí. Pensé que la iba a odiar pero sorpresivamente, no me desagradó y en ocasiones, hasta me enterneció. Sobretodo porque me hizo pensar muchísimo en lo duro que debe resultar sufrir una cosa tan compleja como la disforia de género en las clases bajas venezolanas donde la ignorancia sobre el plano sexual es tan profunda como dolorosa... Cuando leí la sinopsis, pensé que nuestro público no estaba preparado para hablar de transexualidad, sin embargo, al final su condición no fue más que una excusa para contar el drama familiar. Me pareció que logra lo que pocas cintas venezolanas, un argumento claro, un personaje sólido, y un final -aunque predecible y hasta un poco cursi- bien llevado.

Caque dijo...

Veo que te paseaste un buen rato por acá. Que fino!
Creo que mi reseña se lee más dura de lo que realmente es.
Con todo y que tiene muchas cosas que no me gustaron, me parece una película con algo importante que decir sobre el paternalismo y el 'vivapepismo' venezolano. Aún me quedan películas por ver, pero podría entrar en e el cuadro de las 5 nominadas al Cheche de Oro en la categoría de Mejor Película venezolana del 2010.
Amanecerá y veremos.

Unknown dijo...

Cheche de oro? Sabes que más que 'paternalismo' creo que tiene que ver con el 'matriarcado' tan dañino que se ha instalado en Venezuela. El padre, el esposo, el hombre como proveedor, como figura de fuerza y de respeto, parece haber sido arrancado de raíz de nuestros hogares. A pesar de sus deficiencias técnicas, merece un CineForo serio.