viernes, 17 de septiembre de 2010

Las Caras del Diablo: Cangrejo Guerrillero

Es una tarde como cualquiera en la Francisco de Miranda. De pronto, una señora se asusta al ver a un hombre huir corriendo entre los carros y peatones que cruzan la calle. -¡Agárrenlo!- Tras el tipo corre un paco con placa guindando del cuello y una pistola en las manos. Un Policía de Sucre se percata de la situación y vuela en su moto a cortarle el camino al fugitivo. 

Antes de que pueda desenfundar su arma, el fugitivo aterrado le grita:

-¡No dispare, soy actor!

El “delincuente” es el actor Guillermo García y quien lo persigue, Jean Paul Leroux. 

Esto pasó en verdad durante el rodaje de una secuencia de acción de una película que se rodó sin permisos, sin dinero y de forma improvisada: Las Caras del Diablo de Carlos Malavé, que se estrena hoy en Caracas y en varias ciudades del interior.
Del director se puede decir de todo, pero si hay algo que no se le puede quitar, es que en este momento es uno de los cineastas más productivos del país. Las Caras del Diablo es la primera de 3 películas que estrenará en los próximos 6 meses y que fueron rodadas en tiempo y costo record luego de que en el 2008 estrenara Por un Polvo

A Malavé no lo detiene el presupuesto y siente una predilección especial por el cine de género. En esta oportunidad, estrena un policial negro que recuerda a Cangrejo y 3 Noches, quizás los exponentes mejor logrados del género en nuestro país.
Pedro Ramirez (Jean Paul Leroux), es un sub-inspector obsesionado por el crimen sin resolver de una menor de edad. Tres años después recibe la terrible noticia de que su hija, Sarah, ha sido secuestrada en circunstancias similares, lo que desatará en él una búsqueda implacable para dar con el criminal.

"Antes de hacer Por un Polvo yo tenía una idea para un cortometraje acerca de un policía que luchaba contra sí mismo, un esbozo de 6 o 5 líneas." Cuenta Malavé. "En Internet busqué historias policiales reales y me topé con varias páginas que hablaban sobre abuso de menores y eso me llevó a un cangrejo real que hubo aquí en Venezuela, en el año 2007, sobre pornografía infantil a través de la red. La investigación del tema fue muy ruda y deprimente, así que medio disfracé la realidad agregándole detalles de otros casos policiales y salió esta historia ficticia con una base real."

Pero hasta ese momento era solo eso, una historia, no un guión.  Mientras,  Malavé completaba la producción de Amorcito Corazón y esperaba iniciar su próxima película con financiamiento del estado. Entre promesas y jaladeras pasaron varios meses hasta que el director se cansó de esperar.

“No puede ser que para hacer una película en este país tu tengas que estar jalando. Más si ya hice una película que metió cierta cantidad de gente en las salas, que estamos claros, no es la mejor película, pero tampoco la peor que se ha hecho en Venezuela. Así que agarré mis corotos, agarré mi gente y dije: ‘Vamos a hacerla’. Tomé la idea del policía y escribí un argumento de 30 páginas con principio, desarrollo y final, todo bien planificado, lo único que faltaba: Los diálogos. Tenía 4 semanas para filmar y como no tenía dinero me dije: 'Vamos a experimentar, vamos a improvisar'."
La experiencia más reciente de cine guerrilla e improvisado que había para ese momento en Venezuela era SubHysteria.  Para la fecha del rodaje aún no había sido estrenada, por lo que realmente no había referentes con qué comparar la película. Quienes odiaron subHysteria, pueden respirar tranquilos pues la experiencia de Las Caras del Diablo es mucho más convencional y accesible que el filme de Zelig.

"En un principio quisimos hacer la película en blanco y negro, pero conociendo cómo son los distribuidores aquí, no me iban a dar sino 4 copias. Queremos experimentar, queremos hacer un cine de autor, pero sobre todo, queremos que la gente la vaya a ver." Comenta Malavé.

Durante el rodaje, a Malavé le tocó hacer de todo. Fue camarógrafo, fotógrafo, productor, director. Los equipos, utilería y vestuarios, debían caber en la camionetita Terios de su esposa, de lo contrario no habría película. Lo único que se pagó (simbólicamente) fue un grupo de técnicos que aceptó cobrar la mitad de lo que se paga normalmente, sin pasar horas extras y a sabiendas de que no tendrían ni corte de comida. Esclavitud voluntaria o amor al arte, ustedes deciden.
A diferencia de subHysteria, Las Caras del Diablo no utiliza su proceso de realización como ardid publicitario, sin embargo, sí hace difícil cuestionar para quien lo conoce la pobreza de su estética y puesta en escena. La mayoría de lo que se ve en la película es real, desde la comisaría, hasta las prostitutas, pero la poca atención puesta en el detalle y cuidado de su dirección de arte, le da un look a la película que podría matar de conjuntivitis a directores tan preciosistas como Alejandra Szeplaki. Esto no es algo que agarre desprevenido al padre de la criatura.

"Mis películas no son de una estética muy trabajada, yo lo asumo. Yo voy pendiente de contar más la historia que de pensar cómo se ve eso. No por nada malo, pero es que simplemente no he tenido presupuesto para pagar las exigencias de un director de arte, cuando tenga una película donde el arte sea una prioridad, lo pagaré con todo gusto. Yo trabajo porque quiero hacer una película, porque quiero echar una historia y si esa historia funciona, atrapa a la gente. Un poco más, un poco menos, pero yo aposté a mi historia y a las actuaciones."

Entonces, si no hay con qué pagar, no hay guión y puede que te peguen un tiro mientras ruedas en la calle, ¿Cómo convencer a los actores para dar ese salto de fe a involucrarse en un proyecto tan particular como este?

"Lo que utilicé fue la rabia hacia la burocracia del cine venezolano. Todos sabíamos que la película estaba, pero estaba en un limbo. Yo tengo mis panas, que no son solamente mis actores, sino que en la vida cotidiana compartimos. Tu tienes que estar muy claro en lo que estás ofreciendo, porque si la vaina sale mal, es su imagen la que la gente va a criticar. A los actores les atrapó la historia, les vendí imágenes para que ellos se involucraran en la cuestión. Además la idea de que ellos serían quienes iban a dialogar en el set a punta de improvisación, les encantó."
Así, el elenco quedó encabezado por Jean Paul Leroux, que a mi juicio logra aquí la mejor actuación que ha hecho en su carrera; María Fernanda León, quien también sorprende gratamente con su actuación y William Goite, quien hizo a su vez de acting couch de la película. Completan el elenco Guillermo García (Muy, muy bien), el Nigga (A quien prefiero ver mil veces haciendo de malandro), Mariaca Semprum (Whatever), Catherina Cardozo (Bien), Matilda Corral (Bien), Sócrates Serrano (Bien) y Jackson Gutiérrez (Muy, bien).

Las Caras del Diablo Es un policial que cumple con todas las de ley, pues todo lo que uno puede esperar del género está allí. Es una película modesta, sin mayores aspiraciones taquilleras o artísticas, pero con muchas ganas de entretener. A mi juicio, lo logra.

1 comentario:

IFI dijo...

Me encanta la experiencia de hacer guerrilla en un país donde los que conocen ese mundo saben que es bastante complicado y dificil de conseguir. Quisiera entrevistarte, yo estoy haciendo una tesis sobre el cine guerrila y te sigo twitter...mi correo es ifi0212@gmail.com escribeme por fa!!!