
En este sentido, la experiencia de subHysteria me parece intersantísima pues se han dedicado a replantear su estrategia de venta sacándole provecho a las contradictorias opiniones de los espectadores. La película desata amor y odio visceral en el público y yo mismo me cuento entre los polarizados. Dudo que haya habido una función en la que alguién no haya abandonado la sala a la media hora, así como dudo que no haya habido función donde un espectador absorto no haya sobre intelectualizado los resultados creyendo encontrarse con una obra maestra de inmensa poesía y recovecos semióticos.
Si bien en un principio, el gran tema de la promoción intentaba amalgamar la inusual realización de la cinta (Cine Guerrilla, Cine Improv) con la historia de 16 desconocidos atrapados en un vagón de metro, siempre quedó la duda en los foros de qué tanto le interesaría la historia detrás de cámara al espectador común que sólo va a la sala a pasar el ra
"Unos la odian, otros la aman... pero la decision final la tienes TU!"
"Están super polarizados, tanto la critica como la audiencia... formate tu propia opinion. "
"Sigue la polarizacion. La critica esta 5-5 y los tweets: la aman 73 y la odian 71. y TU?, la amaras u odiaras?"

Para mi, sigue siendo la tenaz experiencia detrás de cámaras y sus esfuerzos de promoción, los que hacen de subHysteria una película interesante, arriesgada y digna de ser recordada.

¿Pero qué hay de los resultados?
Sobran elementos, escenas sin propósito, personajes que prometen pero que no llegan a nada y rematamos con una fotografía oscura y caótica que en mi caso, tendió a aburrirme. Celebramos, sí señor, ciertas actuaciones (Exceptuando a Rebeca Alemán y Elaiza Gil) y parlamentos punzantes, que de nuevo, para ser improvisados, no dejan de sorprender por su tino.
