lunes, 29 de noviembre de 2010

Muerte en Alto Contraste: César Bolívar... ¿Por qué?


Hay tantas cosas que están mal en Muerte en Alto Contraste, que no sé por dónde empezar. Ya el poster causa suspicacia de entrada, pero si nos tomamos el tiempo para repensar esos laureles obtenidos en el Festival de Cine de Mérida que tan orgullosamente ostenta o las frases que adornan los anuncios del periódico y otros artículos, lo que da es risa. ¿Falta de Criterio? ¿Cara durismo? ¿Solidaridad automática? ¿Drogas?

A César Bolívar, su director, lo llaman "Maestro" y, según ellos, su regreso es "Triunfal", "Apoteósico", "Explosivo", "Esperado". Y es que el señor Bolívar es sin duda una Vaca Sagrada del cine nacional gracias a los éxitos que cosechó durante la década (!oh, recordada y difícilmente superada década!) de los 80. Pero como dijo Mark Twain: "De las Vacas sagradas se hacen las mejores hamburguesas."

A vuelo de pájaro: César Bolívar comenzó como camarógrafo y director de fotografía en películas de Román Chalbaud. Su ópera prima como director fue Juan Topocho (1978), una cinta que parece haber desaparecido de la faz de la tierra pues conseguir una copia me ha resultado imposible. En sociedad con Román Chalbaud y Miguel Ángel Landa, creó la productora Gente de Cine, gracias a la que pudieron realizarse cintas como La Quema de Judas, Sagrado y Obsceno, El Pez que Fuma y Cangrejo. Su película Domingo de Resurrección (1982), es una de las comedias más recordadas del cine venezolano, fija en la programación de las Semanas Santas de RCTV y gracias a cuyo éxito, Bolívar pudo rodar la película más taquillera en toda la historia del cine venezolano: Homicidio Culposo (1 Millón 300 mil Espectadores). Le siguieron Más Allá del Silencio (1985), Colt Comando 5.56 (1986), Reflejos (1987) y la infame, Rosa de Francia (1995).

Sus películas pueden haber sido taquilleras y hasta entretenidas, pero están lejos de ser buenas películas. ¿Han vuelto a ver Domingo de Resurrección? Yo sí y mi consejo es que se queden con sus buenos recuerdos de la infancia. El cine de César Bolívar no ha superado la pueba del tiempo y por los resultados de Muerte en Alto Contraste, es obvio que su técnica tampoco.

Retroceso a los 80

Luego de 12 años en los que César Bolívar se dedicó a dirigir telenovelas y a dar clases en la UCV, fue contactado por La Villa del Cine para que dirigiera un policial. No cualquiera, claro está. Se trataba de un guión que había sido desarrollado originalmente por él y uno de sus alumnos en la universidad (José Antonio Varela) y que estaba engavetado desde entonces. Las vueltas de la vida colocaron a Varela como director de la Villa del Cine y a ese guión, como vehículo para este "Gran regreso".


Muerte en Alto Contraste cuenta la historia de Gabriel (Erich Wildpret), un policía que busca vengar el asesinato de sus padres, guerrilleros de izquierda masacrados por un equipo especial de la policía. Siguiendo el rastro de cada uno, Gabriel recurre al periodista Pepe Grillo (Juan Manuel La Guardia, Full Chola), para terminar de hilar los cabos que completaran su venganza. Metida casi a juro está por supuesto la historia de amor entre él y una psicóloga encarnada por la debutante Norelys Rodríguez.

En dos platos: La historia es un desastre. No sólo es confusa y está llena de lugares comunes, sino que le sobran secuencias que no van a ninguna parte, desaprovecha los giros más interesantes de la trama y los remata con diálogos básicos y a ratos ridículos. Especialmente risibles son las escenas de amor con sushi y la precoital a las puertas de un hotel.

Sería de esperar que las mayoría de las críticas del reparto se enfocaran en la inexperiencia de Norelys Rodríguez. Pero no es mi caso. Ciertamente, su personaje no llega a ninguna parte, pero es que tampoco lo hace en el papel. Por si fuera poco, su belleza se ve desaprovechada por la cámara. Sincerémonos vale, el país entero quiere ver desnuda a Norelys Rodríguez y en esta película, coquetean con la idea de despertar el morbo del espectador para luego darle un baño de agua fría con las escenas de striptease y sexo más pacatas y gratuitas que he visto en mi vida. Una cosa es que a la actriz le de pena mostrar sus carnes y otra muy distinta es que el director haya permitido semejante desastre. Ambas escenas debieron morir en la sala de edición.

Erich Wildpret en cambio, nunca había estado tan aburrido. Todo es absolutamente lineal, sin matices. Siempre lo he considerado un buen actor, pero luego de verlo en esta película y recordar su trabajo en Elipsis, La Hora Cero y Un Lugar Lejano, siento que no hay mucha diferencia entre uno y otro personaje.
Quienes salvan la patria y verdaderamente se la comen, son los veteranos Juan Manuel La Guardia y Carmen Julia Álvarez, repitiendo un matrimonio similar al de Domingo de Resurrección, derrochando venezolanidad (Tal vez, demasiada) y el humor necesario para hacer la experiencia del visionado de Muerte en Alto Contraste medianamente soportable.

Muerte en Alto Contraste busca montarse en la misma ola que generaron buenos y exitosos filmes como Hermano y La Hora Cero. En un año en el que el cine nacional está recuperando su momentum, la nueva película de César Bolívar representa un retroceso. Dile NO a los nacionalismos y solidaridades automáticas. Si es bueno se aplaude, si es malo, no. El próximo proyecto de Bolívar se llamará Los Inquilinos.

Que Dios nos proteja.