viernes, 24 de septiembre de 2010

Nuevo Trailer de "Carlos" con Edgar Ramírez

No es una película venezolana, pero el protagonista y el personaje en el que está basada, sí que lo son. Luego de una buena acogida en el Festival de Cannes el filme de Olivier Assayas está listo para estrenarse el 15 de Octubre en los Estados Unidos. Incluso creo que la película pasará por el Festival de Tribeca, no estoy seguro. Lo que sí sé, es que de las 5 horas y media que dura la versión original (y el quemaíto venezolano) hecha para televisión, llegaran a los cines sólo 2 horas y media. La versión completa será transmitida por el Sundance Channel. De la película se dice que es un producto bastante sólido y todas las reseñas alaban el protagonismo de "nuestro Edgar Ramírez" como lo más sólido que tiene. Así que no les extrañe que esta sea la película que dispare al actor en Hollywood y pronto comencemos a verlo más frecuentemente en el cine norteamericano.
Ya hablando del trailer, me parece genial que musicalizaran con una canción típica venezolana, Amalia Rosa. !Buena esa!

viernes, 17 de septiembre de 2010

Las Caras del Diablo: Cangrejo Guerrillero

Es una tarde como cualquiera en la Francisco de Miranda. De pronto, una señora se asusta al ver a un hombre huir corriendo entre los carros y peatones que cruzan la calle. -¡Agárrenlo!- Tras el tipo corre un paco con placa guindando del cuello y una pistola en las manos. Un Policía de Sucre se percata de la situación y vuela en su moto a cortarle el camino al fugitivo. 

Antes de que pueda desenfundar su arma, el fugitivo aterrado le grita:

-¡No dispare, soy actor!

El “delincuente” es el actor Guillermo García y quien lo persigue, Jean Paul Leroux. 

Esto pasó en verdad durante el rodaje de una secuencia de acción de una película que se rodó sin permisos, sin dinero y de forma improvisada: Las Caras del Diablo de Carlos Malavé, que se estrena hoy en Caracas y en varias ciudades del interior.
Del director se puede decir de todo, pero si hay algo que no se le puede quitar, es que en este momento es uno de los cineastas más productivos del país. Las Caras del Diablo es la primera de 3 películas que estrenará en los próximos 6 meses y que fueron rodadas en tiempo y costo record luego de que en el 2008 estrenara Por un Polvo

A Malavé no lo detiene el presupuesto y siente una predilección especial por el cine de género. En esta oportunidad, estrena un policial negro que recuerda a Cangrejo y 3 Noches, quizás los exponentes mejor logrados del género en nuestro país.
Pedro Ramirez (Jean Paul Leroux), es un sub-inspector obsesionado por el crimen sin resolver de una menor de edad. Tres años después recibe la terrible noticia de que su hija, Sarah, ha sido secuestrada en circunstancias similares, lo que desatará en él una búsqueda implacable para dar con el criminal.

"Antes de hacer Por un Polvo yo tenía una idea para un cortometraje acerca de un policía que luchaba contra sí mismo, un esbozo de 6 o 5 líneas." Cuenta Malavé. "En Internet busqué historias policiales reales y me topé con varias páginas que hablaban sobre abuso de menores y eso me llevó a un cangrejo real que hubo aquí en Venezuela, en el año 2007, sobre pornografía infantil a través de la red. La investigación del tema fue muy ruda y deprimente, así que medio disfracé la realidad agregándole detalles de otros casos policiales y salió esta historia ficticia con una base real."

Pero hasta ese momento era solo eso, una historia, no un guión.  Mientras,  Malavé completaba la producción de Amorcito Corazón y esperaba iniciar su próxima película con financiamiento del estado. Entre promesas y jaladeras pasaron varios meses hasta que el director se cansó de esperar.

“No puede ser que para hacer una película en este país tu tengas que estar jalando. Más si ya hice una película que metió cierta cantidad de gente en las salas, que estamos claros, no es la mejor película, pero tampoco la peor que se ha hecho en Venezuela. Así que agarré mis corotos, agarré mi gente y dije: ‘Vamos a hacerla’. Tomé la idea del policía y escribí un argumento de 30 páginas con principio, desarrollo y final, todo bien planificado, lo único que faltaba: Los diálogos. Tenía 4 semanas para filmar y como no tenía dinero me dije: 'Vamos a experimentar, vamos a improvisar'."
La experiencia más reciente de cine guerrilla e improvisado que había para ese momento en Venezuela era SubHysteria.  Para la fecha del rodaje aún no había sido estrenada, por lo que realmente no había referentes con qué comparar la película. Quienes odiaron subHysteria, pueden respirar tranquilos pues la experiencia de Las Caras del Diablo es mucho más convencional y accesible que el filme de Zelig.

"En un principio quisimos hacer la película en blanco y negro, pero conociendo cómo son los distribuidores aquí, no me iban a dar sino 4 copias. Queremos experimentar, queremos hacer un cine de autor, pero sobre todo, queremos que la gente la vaya a ver." Comenta Malavé.

Durante el rodaje, a Malavé le tocó hacer de todo. Fue camarógrafo, fotógrafo, productor, director. Los equipos, utilería y vestuarios, debían caber en la camionetita Terios de su esposa, de lo contrario no habría película. Lo único que se pagó (simbólicamente) fue un grupo de técnicos que aceptó cobrar la mitad de lo que se paga normalmente, sin pasar horas extras y a sabiendas de que no tendrían ni corte de comida. Esclavitud voluntaria o amor al arte, ustedes deciden.
A diferencia de subHysteria, Las Caras del Diablo no utiliza su proceso de realización como ardid publicitario, sin embargo, sí hace difícil cuestionar para quien lo conoce la pobreza de su estética y puesta en escena. La mayoría de lo que se ve en la película es real, desde la comisaría, hasta las prostitutas, pero la poca atención puesta en el detalle y cuidado de su dirección de arte, le da un look a la película que podría matar de conjuntivitis a directores tan preciosistas como Alejandra Szeplaki. Esto no es algo que agarre desprevenido al padre de la criatura.

"Mis películas no son de una estética muy trabajada, yo lo asumo. Yo voy pendiente de contar más la historia que de pensar cómo se ve eso. No por nada malo, pero es que simplemente no he tenido presupuesto para pagar las exigencias de un director de arte, cuando tenga una película donde el arte sea una prioridad, lo pagaré con todo gusto. Yo trabajo porque quiero hacer una película, porque quiero echar una historia y si esa historia funciona, atrapa a la gente. Un poco más, un poco menos, pero yo aposté a mi historia y a las actuaciones."

Entonces, si no hay con qué pagar, no hay guión y puede que te peguen un tiro mientras ruedas en la calle, ¿Cómo convencer a los actores para dar ese salto de fe a involucrarse en un proyecto tan particular como este?

"Lo que utilicé fue la rabia hacia la burocracia del cine venezolano. Todos sabíamos que la película estaba, pero estaba en un limbo. Yo tengo mis panas, que no son solamente mis actores, sino que en la vida cotidiana compartimos. Tu tienes que estar muy claro en lo que estás ofreciendo, porque si la vaina sale mal, es su imagen la que la gente va a criticar. A los actores les atrapó la historia, les vendí imágenes para que ellos se involucraran en la cuestión. Además la idea de que ellos serían quienes iban a dialogar en el set a punta de improvisación, les encantó."
Así, el elenco quedó encabezado por Jean Paul Leroux, que a mi juicio logra aquí la mejor actuación que ha hecho en su carrera; María Fernanda León, quien también sorprende gratamente con su actuación y William Goite, quien hizo a su vez de acting couch de la película. Completan el elenco Guillermo García (Muy, muy bien), el Nigga (A quien prefiero ver mil veces haciendo de malandro), Mariaca Semprum (Whatever), Catherina Cardozo (Bien), Matilda Corral (Bien), Sócrates Serrano (Bien) y Jackson Gutiérrez (Muy, bien).

Las Caras del Diablo Es un policial que cumple con todas las de ley, pues todo lo que uno puede esperar del género está allí. Es una película modesta, sin mayores aspiraciones taquilleras o artísticas, pero con muchas ganas de entretener. A mi juicio, lo logra.

Taita Boves: ¿Hasta dónde llega tu venganza?

Por mucho maquillaje y dulce que le ponga, la Venezuela de los siglos XVII y XVIII fue algo así como El Corazón de las Tinieblas de Joseph Conrad. Tierra de nadie, de intolerancia, de hombres sin ley, de ríos de sangre, resentimiento, politiquería y leyenda. No sé si la cosa ha cambiado mucho, pero en esa época se encuentran historias suficientes como para hacer nuestro propio Apocalipse Now, nuestra Ira de Dios, nuestros Siete Samurais, nuestros westerns.

Luis Alberto Lamata logra con su última película contarnos una historia tan cinematográfica y poderosa que da en la madre, que entretiene y que puya duro en la actualidad social y política de nuestro país. Es su segunda épica luego de Miranda Regresa (2007) y también su segunda producción con la Villa del Cine, institución que haga lo que haga, no deja de cargar a cuestas el peso de panfletos propagandistas como La Clase, Comando X o Zamora. ¿Le importan estos prejuicios al director? !Claro que no!

"En absoluto. Boves es una circunstancia distinta en mi relación con la Villa. Miranda Regresa fue también una satisfacción, pero en ese caso, ellos me contrataron para dirigirla. Taita Boves es una co-producción. Se estableció una relación que permitió que La Villa fuera uno de los participantes y estoy muy contento con los resultados, tanto, que estaría dispuesto a trabajar con ellos otra vez. Sé que existen prejuicios, pero hay que aprender a navegar por encima de ellos, no podemos permitir que los extremos enfermos de ambos bandos, afecten lo que debe ser la vida normal de un país. Los extremos intolerantes no dejan avanzar."

La película está contada en episodios que van hacia atrás y hacia adelante, con un aura de leyenda, de tragedia y maldición que hace que, a diferencia de otras épicas históricas recientes, Taita Boves no naufrague limitándose a contar hechos históricos en orden cronológico. A la película la mueven los sentimientos, las venganzas y los actores.

Hay que decir, que muchos de los extras que abren la película me hicieron temblar por lo malos que eran. Afortunadamente, la cosa se equilibra con un elenco muy bien escogido y muy creíble a pesar de contar con muchas caras conocidas. Gledys Ibarra nos muestra por qué sigue siendo la negra más sabrosa de Venezuela, Héctor Manrique nos hace reír y Juvel Vielma en el papel de Boves está increíble.

"Empezando el proceso de buscar a Boves, pregunté mucho por gente nueva." Cuenta Lamata. "Era un papel difícil pues no sólo debía ser buen actor, sino tener un físico determinado, debía montar a caballo, no tener más de 30 años, tenía que verse bien con el pelo rojo y sobre todo, debía ser un actor que tuviera la pasión y locura que un personaje como Boves debe haber tenido. Preguntando llegué hasta Juvel, a quien vi por primera vez en un montaje de Héctor Manrique llamado Fin de Partida. Él hacía un papel extraordinario. Los castings son mentirosos, te cuentan poco de lo que es un actor. Yo, personalmente, prefiero otro tipo acercamiento. Así que no hubo casting. Leímos algunas escenas, conversamos un poco y decidí que ese chamo era el Boves que yo me imaginaba. En el resto del elenco, también hay actores conocidos, Gledys Ibarra, Daniela Alvarado y Luis Abreu, por nombrar algunos. Si hay algo que me gusta de Taita Boves, es que combina nuevos y viejos actores. "

Taita Boves se filmó en locaciones de Valle de la Pascua en el estado Guárico. Ahí se recrearon batallas y exteriores en plena temporada de lluvias, cosa que complicó mucho el rodaje pues hubo escenas donde el barro le llegaba a los actores y al equipo, literalmente, por las rodillas. La fotografía de Alejandro Wiedeman está muy bien y va mucho más allá del paisajismo insípido con el que suele retratarse nuestro llano. También destaca la música de Francisco Cabrujas, cómodo en las aguas de la épica venezolana y segura contendiente para el prestigioso Cheché de Oro que entrega esta página.
He escuchado comentarios de gente que cuestiona la pobreza de las batallas o los decorados de cartón piedra (coincido personalemente con esto en la escena de la encerrona en la hacienda de Valencia, parece de unitario), pero más allá de eso, considero que esta película no se hizo para impresionar por su puesta en escena, más que por la complejidad e impacto de su historia. Si algo me molestó, debo decir que fue el montaje de Jonathan Pellicer. La combinación de cámaras lentas con imágenes congeladas (supongo que en un intento de modernizar el estilo de la cinta) se sienten forzadas y fuera de lugar.

Con la película en cartelera, Lamata no se detiene y ya tiene 2 proyectos paralelos en busca de financiamiento. "Como cineasta, si quieres adelantar, debes cargar con un baúl de ideas a cuestas. Por cada película que uno hace, siempre hay 5 o 10 que se quedan en distintas etapas." Mientras, nos ofrece una reflexión final sobre sus expectativas con Taita Boves:
"Me interesa que se lleven preguntas e inquietudes sobre lo que es el pasado de Venezuela. Siento que un país necesita tratar de comprender su pasado, que no es lo mismo que anclarse en él o creer que lo que pasó antes es una maldición que nos va a perseguir por siempre. Un país necesita su pasado para tener identidad, igual que uno necesita su memoria. En la película, lo que sigue al titulo es una pregunta… “¿Hasta donde llega tu venganza, Taita Boves?” Tengo ganas de hacerle la misma pregunta a todos los venezolanos por muchas circunstancias del presente."

Insisto, Taita Boves es una muy buena película. Una de las mejores cintas venezolanas del año.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

La Hora Cero: Diego Velasco viene con una plomamentazón

Pues eso, el 10/10/10, aunque es realmente el 09/10/10, pero los ceritos todos juntos se ven mejor en el material promocional. Se acerca el estreno de la ópera prima de Diego Velasco, director venezolano residenciado en Los Angeles, responsable del cortometraje Cédula Ciudadano (2000) y de la dirección de la serie Planeta de 6.

¿Y De dónde salió este pana? Bueno...
“En Caracas echaba broma con mi camarita de video, me gradué en Venezuela de bachiller, pero estudié comunicación social en Estados Unidos. Me gradué en el 95 y buscando cambiar de carrera, empecé como asistente de cámara en la ciudad de New Orleáns. Allí fui desde el que montaba chasis, pasando por el segundo asistente, primer asistente, operador de cámara, director de fotografía, hasta que hice un corto. Trabajando en todos esos roles, me sacaba la piedra cuando veía que el director no hacía su tarea, eso me frustraba y me dije: Nada, dirigiré algo yo. Así que hice Cédula Ciudadano en el año 2000, en 35 mm, apoyado por el CNAC, me fue bien, aprendí mucho. Luego trabajé en la dirección de la serie Planeta de 6 en Televen y después, seguí trabajando en varias producciones en los Estados Unidos.” Cuenta Diego.

“Mis influencias fueron las de cualquier fan del cine de mi generación: Volver al Futuro, Terminator, Star Wars la vi más de 38 veces, amo The Matrix, Inception y ese es el tipo de cine que me gustaría hacer, el que me entretiene y me emociona y es universal, claro, sin abandonar la idiosincrasia venezolana con la que crecí. Yo nunca pretendí ser Spielberg o Almodóvar, ellos ya tienen su carrera. ¿Qué tengo yo que no tienen ellos? Mi cultura, mi venezolanidad, historias universales con sabor local. Spielberg, James Cameron, Scorsesse, todos tienen mucha fórmula americana de guión con sus 3 arcos, puntos de giro, etc. Habiendo crecido viendo todo eso que me gustaba, mezclé esos truquillos de su cine de acción con mi Operación Chocolate. Quería adaptar lo mejor de ambos mundos, tal como siempre quise: Estudiar fuera, aprender trucos de Hollywood y aplicarlo a mis historias venezolanas.”

Diego reconoce que aunque le gustaría hacer todo tipo de géneros, lo suyo son las emociones fuertes. “Mi terapia es el cine. No tomo, ni me drogo, mi droga es el cine. Tengo muchas historias que contar, respeto el drama intimista, pero no sé si tengo la habilidad, no me nacen las historias. A mi lo que me encanta son los thrillers, la acción, el terror, quiero hacer una primera película de horror venezolana, de hecho, actualmente estoy escribiendo junto a Nacho Palacios la primera versión del guión de El Silbón, si todo sale bien, esperamos arrancarlo en el 2011.”

El gran problema para las emociones fuertes en el cine venezolano, especialmente si se trata de un filme de acción, es el cochino dinero. Si antes no se habían hecho películas de acción en Venezuela, no ha sido por falta de ganas, sino porque es difícil y costoso y como dice Diego: “Para hacerlo a medias, mejor no hacerlo”.

Afortunadamente, el guión de La Hora Cero contó con el respaldo económico del CNAC (donde obtuvo el mayor puntaje de su convocatoria) y los buenos comentarios obtenidos, consiguieron atrapar el interés de inversionistas extranjeros que permitieron que Diego tuviera los dolaritos y la maquinaria necesaria para hacer la película que él imaginaba. Si uno lee las hojas de vida de varios de los implicados en la producción, aparecen títulos mundialmente famosos como Y Tu Mamá También, Lost, El Secreto de Sus Ojos, Pincesas, Rec, lo que denota que esta es una producción pensada desde el comienzo para ir mucho más allá de nuestras fronteras. Si el gran reto era dar vida a las secuencias de acción, la solución era buscar a los mejores expertos que pudieran pagar.

“Teníamos un productor asociado en Argentina y de allá nos trajimos a gente de la misma empresa de efectos especiales que hizo 9 Reinas, Torrente y muchas otras.” Cuenta Diego. “Ellos viajaron a Venezuela y nos hicieron todas las tomas de riesgo. No quería que nadie saliera lastimado en las tomas peligrosas, quería buscar gente profesional para aprender de ellos y de aquí en adelante poder hacerlo nosotros. Eran unos duros, campeones de motocross en Argentina, pilotos de helicóptero, sabían cómo frenar, colearse, cuántos metros se necesitaban para una caída o un frenaso. De verdad es impresionante el dominio de la técnica de acrobacias que poseían.”

La suya no es cualquier película de malandros, es LA PELÍCULA DE MALANDROS.
La más cara y la más truculenta que se ha hecho en el país, y ojo, lo digo como algo bueno. Sus realizadores se plantearon hacer un filme de acción con todas las de la ley y lo lograron. Échenle un ojo a esto...



Pronto más...