jueves, 29 de octubre de 2009

This is It...¿Será realmente todo?

No, aún no le toca descansar en paz. Luego de meses discerniendo sobre la causa de su muerte, de los miles de artículos escritos sobre su herencia, de reventar los ratings con las imágenes de su funeral, de su entierro y de volver a poner de moda su música, aún quedan dólares que exprimirle al difunto Rey del Pop, quien reaparece... ¿por última vez? ... en una película documental que tiene a todo el mundo vuelto loco.

Los críticos alaban la cinta, los fans lloran en la sala y ya hasta se habla de Oscar Buzz. ¿Publicidad engañosa? !Seguro que sí! Pero vaya que ha sido efectiva, pues hasta los más excépticos (como yo) están sucumbiendo ante este "evento" cinematográfico que ha sido magistralmente mercadeado.

El estreno es global y la temporada corta. Sólo durante dos semanas el público tendrá oportunidad de ver la película que recoge los ensayos de la gira que Michael Jackson preparaba antes de su muerte. Las entradas comenzaron a venderse el 27 de septiembre y estoy seguro, tal como me dijo la taquillera, que las deben haber agotado ya. Como si se tratara de un concierto, el mundo entero podrá ver por tiempo limitado lo que miles de fanáticos no pudieron sentir en vivo y directo.

Los boletos para los chous que iba a brindar Jacko en el estadio O2 Arena de Londres en Julio de este año se habían agotado en tiempo record, pero su repentina muerte dejó a un gentío con la entrada en la mano. Los venezolanos con edad suficiente pueden estar familiarizados con esa sensación de frustración, salvando las distancias claro. El 19 de noviembre de 1993, el estacionamiento del poliedro de Caracas se convertiría en el escenario del concierto más esperado de la década, el Dangerous World Tour.

Antes de pisar esta patria querida, Michael Jackson realizaría 5 conciertos en México. Las entradas más caras costaban 12 mil bolívares y las populares 5 mil, ¡Un dineral! Y aún así, la fiebre fue intensa. Comerciales de radio y televisión en cada corte, afiches pegados por toda Caracas, videos y canciones de su último disco en rotación constante, Dios, aún tengo la voz gutural del slogan retumbando en mi cabeza: “!Prepárateeeeeeeee!”Para colmo, comenzó a rodar por ahí el video de su concierto en Budapest. Uno de los espectáculos más alucinantes que se hayan hecho. Puede que no te gustara su música, pero era innegable que sus conciertos eran un chou digno de ver.

Luego de largas horas de espera, los fanáticos eran sometidos a unos minutos de oscuridad y silencio antes del inicio de la función, de pronto, una explosión infartante catapultaba al ídolo, quien salía del piso y se quedaba estático durante varios minutos sólo para ser aclamado. Quitarse los lentes o moverse brevemente generaba una nueva ola de aplausos. !Que grande!
Lo demás, eran casi dos horas de pirotecnia, bailes acrobáticos, rayos láser, música, videos muy bien diseñados, decenas de desmayadas y para cerrar, Michael simulaba ponerse un traje de la NASA que lo haría literalmente volar para dejar el escenario. Fuegos artificiales en el cielo. Lágrimas.
Con toda esa antesala, ¿Qué fanático no se ponía a salivar ante la inminente llegada del Rey a suelo venezolano? Lástima que justo allí, sin previo aviso, vino la hecatombe. Días antes de llegar a Venezuela se cancela la gira. ¡Que guayabo!
Poco después, las acusaciones de abuso sexual a menores. Para el recuerdo quedaron algunos afiches y entradas de quienes se negaron a creer que Michael Jackson no vendría nunca y mucho menos que le gustaba tocar niños.

Si lo hizo o no, parece ya no importar. El mundo entero dejó atrás los escándalos, excentricidades y cirugías, sólo para celebrar lo que verdaderamente lo convirtió en un fenómeno, su música y su baile. La fiebre de Michael reapareció más fuerte que la porcina y ahora dudo mucho que haya fanáticos que se queden sin ver This is It. La película recoge lo mejor de más de 100 horas de grabación que se tomaron durante los últimos ensayos de Jacko, varios momentos recogidos en el backstage, sus últimas palabras y pasos de baile, además de los videos realizados para el concierto, los cuales se iban a visualizar en 3D en las pantallas gigantes del estadio.

Orquestándolo todo, tanto en el escenario, como en el filme, está un verdadero diablo del espectáculo: Kenny Ortega, culpable de películas tan pavosas como Xanadú y de todo el fenómeno High School Musical, que de retruque, generaría copias criollas como Somos Tú y Yo o Isa TKM.

Aparentemente la película está muy buena, yo no pienso perdérmela. Digo, es esto, o el nuevo show de El Moreno Michael.

jueves, 15 de octubre de 2009

Día Naranja 2: Coqueta, pero con poco jugo

No sé si por fin mañana es el día de estreno, pero en vista de que estaré fuera de la ciudad durante el fin de semana, me adelanto a los hechos y publico mi último post sobre la ópera prima de Alejandra Szeplaky. La cinta debía estrenarse la semana pasada, pero el hecho de que tanto Zamora como Venezzia continuaran en cartelera, sumado al estreno de los Malditos Bastardos de Tarantino, hizo que los dueños de las salas arrugaran y postergaran la llegada del Día Naranja otra semana más. Vamos a ver cómo le va ahora a este "Babel sureño" contra los aliens de Distrito 9.

“La comparación con Babel tiene algo de sentido porque está filmada en 3 ciudades diferentes y los personajes no se conocen a pesar de tener un nexo en común, pero para mí, si Día Naranja tiene comparación con una película es con Amelie, porque la película tiene una carga estética impresionante. Es un regalo para el espectador. Tiene un juego cromático bellísimo que conseguimos con mucha post producción digital, mucha fantasía, mucho de ilusión y una técnica bien compleja que fue filmar en 35mm, post producir digitalmente, insertar efectos especiales y luego pasar a 35 mm otra vez.” Comenta la directora. Y es que para Alejandra Szeplaki la estética tiene un valor fundamental. Se nota en la decoración de su oficina, en su forma de vestir y en cada fotograma de Día Naranja, primero muerta que mal arreglada. Darle ese look especial a la cinta tenía un costo y este fue cubierto en su mayoría por el CENAC, Bolívar Films, Tango Bravo, Cinema Sur y Cines Unidos.

“Quisimos hacer rendir el dinero para que la película luzca mucho mejor de lo que realmente costó, queríamos un producto de muy buena factura, que a pesar de los recortes presupuestarios la estética no se viera afectada. Si después de tanto trabajo la cosa se hubiera visto fea, hubiera sido una tragedia.”

La dirección de arte estuvo a cargo de Vera Español (muy cotizada en el mercado de los comerciales argentinos) y Matías Tica (Venezolano). La fotografía es obra de Cezary Jaworsky. Juntos lograron darle a Día Naranja un estilo visual muy poco visto en el cine venezolano, o sea, muy bien cuidado y coherente con su propuesta estética. Siento que ninguna otra película venezolana estrenada este año (O en años anteriores) se ve tan bien como Día Naranaja.
“Quería que hubiera muchos artistas en la película. No estoy hablando de actores precisamente, sino de directores de arte, pintores, diseñadores de vestuario, fotografía, artes plásticas, si la película no le va bien en taquilla, queremos que al menos sea un suceso en materia cultural. Hay una gran conjunción de talentos, quería que las mujeres tuvieran una participación realmente especial en su creación, para que cada uno en su respectivo talento se luciera.” Agrega Alejandra.
“Igualmente, los hombres del crew tuvieron que buscar su lado femenino para conectar con la belleza estética que buscábamos. Fue muy divertido. Al final, creo que logramos conjugar mucho talento de América Latina, no sólo de Venezuela.”

Naranja con Poco Jugo


Día Naranja es un triunfo a nivel visual. Alejandra Szeplaki hace un muy buen trabajo en dotar a su película de una estética consistente, con una fotografía más que competente donde se nota el cuidado en los encuadres y un especial detalle en el uso del color, tanto en la escenografía como en los vestuarios. Desde los créditos iniciales y prácticamente hasta los créditos finales, comienza un despliegue de recursos gráficos que hacen que la película parezca una bolsa de chucherías. Eye candy puro.
Sin embargo, para mí es allí donde también radican sus debilidades. Día Naranja, prioriza el empaque por encima del contenido. La historia es más que sencilla y a mi parecer, nunca termina de despegar o de conectar con el espectador. ¿Será porque soy hombre y la película es más para mujeres? No lo creo. Honestamente, el guión resulta bastante pobre, con escenas previsibles y un montón de secuencias que aunque se ven muy bien en pantalla, no aportan absolutamente nada al cuento de estas 3 chicas.



Las escenas que ocurren de manera simultanea entre los 3 países están muy bien logradas, tanto, que remiten a Las Horas de Stephen Daldry en ciertos momentos, sin embargo estas secuencias son escasas y pareciera que para estirar metraje, se colocaron incontables tomas de las chicas caminando por la ciudad o animaciones sin sentido aparente.
Las actuaciones están bastante equilibradas. Se aplaude el trabajo del ensamble en general, aunque lamentablemente, siento que a Carolina Riveros le falta. La actriz me parece bella y fresca, pero no sé qué pasa con ella o con el personaje, que hizo que me retorciera cada vez que abría la boca para decir una tontería. Alejandra dice que este personaje representa a una de las tantas menores que hacen de Venezuela uno de los países con mayor porcentaje de embarazos prematuros del continente. Yo no puedo estar más en desacuerdo pues este personaje que fantasea con ser Sailor Moon y camina por Caracas con alas de hada parece tener un pepito picho en la cabeza. No la siento representativa de nada.

En resumen, La Naranja, por muy linda que parece por fuera, le falta algo de jugo. Algunos piensan que la que toma la decisión de qué película ver a la hora de ir al cine es la mujer y no el hombre. Esto puede favorecer a Día Naranja, pues sus temas apelan principalmente al público femenino, sin embargo, su directora insiste en que los hombres podrán disfrutarla por igual. “Todo el que esté en pareja y quiera ir al cine a pasarla bien, que quiera ver una historia de amor bonita, que quiera ir a divertirse, pasar un rato agradable y fresco, va a disfrutar de Día Naranja. Es una película de celebración, de belleza, para compartir con amigos y gente querida.”

lunes, 12 de octubre de 2009

Zamora 2: Actores, Efectos y Licencias Históricas


Cuando Román Chalbaud hizo Bóves el Urogallo en RCTV, le dio el papel del caudillo a un teatrero recién salido de la universidad, desconocido para aquel entonces y que posteriormente se convertiría en uno de los mejores actores de nuestra pantalla: Gustavo Rodríguez. En esta ocasión, luego de un casting de más de 150 actores, la historia podría volver a repetirse con Alexander Solórzano, quien hace un trabajo más que competente interpretando a Zamora.

Otros actores que lo acompañan en su gesta con irregular desempeño son Eric Ekvall, Antonio Cuevas, Asdrúbal Meléndez, Antonio Delli, Danielita Alvarado (En lo que parece más un cameo que una actuación secundaria) y una larga lista de extras de telenovelas de los que sólo reconozco rostros y no nombres. Para mí, el show se lo roba Julio César Mármol en el papel de Páez, quién ya interpretó al prócer en su juventud, en una producción setentosa de la batalla de Carabobo hecha por Chalbaud y Cabrujas. El bigotón parece que se hubiera escapado de los viejos billetes de 20 para aparecer en la película, no sólo es idéntico físicamente, sino que está muy bien interpretado.

Santa Inés Digital

¿Recuerdan las batallas multitudinarias de las dos películas de Miranda del 2007?
¿No?
No los culpo.
El tema de las batallas siempre ha sido una pata coja en los intentos de cine épico venezolano. Siempre se ven súper pobres.
En ese sentido, realizar la secuencia de La batalla de Santa Inés era sin duda el mayor reto que afrontaba la producción. ¿Cómo lo resolvieron? Usando la misma tecnología que usaron películas como El Señor de los Anillos, Troya o Kingdom of Heaven para simular multitudes en el campo de batalla.

“En ninguna película venezolana se han usado efectos especiales como estos. Se compró un programa en Estados Unidos y la compañía Watto Post (Que también se encargó de los efectos especiales de Miranda Regresa) fue hasta allá a estudiar cómo se usaba ese programa. Era necesario hacerlo de esa forma porque aquí no hay suficientes caballos, hubiera costado mucho más dinero tener un ejercito así de multitudinario en pantalla.” Comenta Chalbaud.
No les miento, los efectos no son perfectos. Se nota que trataron de disimularlos con polvo y sombras, pero aún así, el resultado es muy positivo y meten la cova en más de una ocasión. Nada mal para ser la primera vez.

¿Qué le pareció a Chávez?

“Le gustó mucho”- Responde contento Chalbaud- “La vio en la premiere especial del Teresa Carreño y de una nos encargó a Luis Britto y a mí una película sobre Cipriano Castro. Hacer estas películas históricas me parece un acierto de Chávez. La gente no conoce la historia. Cuando estrenamos en Barinas, una señora me dijo que nunca había oído hablar de Zamora. Es bueno que la gente lo conozca, pues su imagen se ha distorsionado. Antes había un estado de Venezuela llamado Zamora, hasta que un día le cambiaron el nombre y le pusieron Barinas. La derecha detesta ese personaje. Yo por el contrario, lo admiro mucho.”

Estoy de acuerdo, el sistema educativo tiene fallas graves y es bueno que la gente conozca la historia, Ok. ¿Pero son películas como Zamora la mejor herramienta para hacerlo? Me pregunto qué tan distinta habría sido una película como esta realizada por un equipo que no esté vinculado con la visión política de Chávez. ¿Seguiría el personaje de Zamora diciendo frases tan cursis como “Todo revolucionario es poeta”?

No me mal entiendan, creo que los realizadores están en todo su derecho de mostrar su visión de los hechos, pero en tiempos de polarización como los que vivimos, es difícil tragarse cualquier cuento de buenas a primeras, venga del lado que venga, sin preguntarse dónde pusieron el colorete y qué se ocultó debajo de la alfombra. Amen de que todos se lo pregunten, pero creo que no es así en realidad.

Podríamos fácilmente caer en la eterna disyuntiva de “Historia Vs. Cuento”. ¿Es éticamente correcto “colorear” un hecho o un personaje de la historia en pro de una corriente de pensamiento en el presente? El guión de Britto García lo hace, así como lo hizo Peter Shaffer al culpar a Salieri de la muerte de Mozart en Amadeus, así como lo han hecho miles de películas gringas para hablar de su historia. El dilema es tan viejo y complejo, que no sé hasta qué punto discutirlo.

Ejemplos claros en Zamora, cuando vemos ciertos paralelismos que aparecen entre la figura del prócer y la de Chávez o cuando se sugiere de forma bastante directa que el protagonista muere a manos de el “diabólico” Guzmán Blanco, interpretado por Luigi Sciamanna.

“No se sabe exactamente en la historia quien lo mató, pero el guionista tiene el derecho de jugar con los elementos y dar su versión. Si hablamos de paralelismos, el pueblo siempre necesita un líder en quien creer y cuando encuentran a alguien que los quiere, evidentemente lo ponen en un altar, aquí y donde sea. No estamos comparando a Chávez con Zamora, sino que él arrastró mucha gente como lo hizo Bóves y como lo hizo Bolívar.” Responde Chalbaud. “Evidentemente que lo que me gustó del guión de Luis, es que siendo una de las épocas más violentas de nuestra historia, hay escenas de lirismo y belleza.”

“Es una película fundada en documentos históricos.” -Dice el guionista Luis Britto García- “Hay cierto conjunto de hechos poéticos producidos en el guión, pero ninguno altera la verdad documental. Todo el mundo tiene el derecho de ver una determinada obra desde el punto de vista de su posición política y moral.”

Bueno. Más allá de la política, el guión de la película se siente accidentado. Con bombardeos de información histórica que debilitan el disfrute y entendimiento del “cuento”, con líneas insólitas enchumbadas en un romanticismo poco creíble para los personajes que las recitan y con saltos temporales que a mi juicio, responden más a los cortes hechos para llevar 6 horas de la serie de televisión, a las 2 horas y pico que dura la cinta.

Con todo y eso, la película se muestra sólida en su manera de presentar su versión de los hechos e indiscutiblemente, tiene elementos técnicos muy destacables, sobretodo, la música de un señor apellido Cabrujas de cuyo nombre no puedo acordarme. Mi sugerencia, sería la de siempre dejar la puerta abierta para complementar lo visto con otras fuentes históricas ajenas al dogma oficialista y sacar conclusiones individuales.

viernes, 9 de octubre de 2009

Zamora: Tierra y Hombres Libres (Parte 1)


Con algo de retraso y a falta de naranjas en cartelera (El estreno de Día Naranja se postergó para el 16 de Octubre), escribo de Zamora: Tierra y Hombres Libres. Una película que de entrada, me generaba escepticismo.
¿Por qué?
1. Película producida por la Villa del Cine (Que no por calidad, sino por contenido ideológico siempre hace dudar)
2. Por la dirección de Román Chalbaud (Autor de una de las peores películas venezolanas que he visto en tiempo reciente: El Caracazo)
3. Por ser una película sobre uno de los héroes patrios en los que más se ha inspirado la revolución de Hugo Chávez. (De cajón, excusa suficiente para un bombardeo ideológico)

Ni por ser lunes popular conseguí quien me acompañara. En la sala sólo había 3 personas y cuando arrancó la proyección, aún no había podido conversar con el director sobre los detalles de la realización del filme. Afortunadamente, días después entré en contacto con Chalbaud y con el guionista Luis Britto García y ambos se mostraron muy cordiales a la hora de hablar de todo lo que tomó llevar Zamora a la pantalla.

Ya en los años 80 y por cuenta propia, con la compañía que tenía en aquel entonces, Román Chalbaud coqueteaba con el personaje de Zamora. “Mandé a escribir un guión sobre Martín Espinoza. Zamora, que lo fusiló, tenía un papel importante en esa historia, pero lamentablemente ese guión que me hizo Juan Carlos Gené nunca llegó a realizarse porque en aquella época el cine venezolano no tenía presupuesto sino para una sola película al año. Yo seguí mandando ese guión muchas veces para que optara por financiamiento, pero nunca se hizo.” Comenta el director.

Paralelamente, quien terminara siendo guionista de la película, Luis Britto García, trabajaba también en un guión sobre Zamora que realizaría en conjunto con un cineasta llamado Michel Katz. Aquel primer acercamiento al proyecto tampoco se concretó, pero ya gran parte del trabajo estaba adelantado. “Yo fui bastante amigo de Federico Brito Figueroa, admiré muchos de sus trabajos sobre los tiempos de Ezequiel Zamora, también visité los trabajos de Laureano Villanueva y los escritos de José León Tapia, además de compilar mucha información de la época. De allí fue surgiendo un personaje fascinante, un Zamora intelectual, jugador de ajedrez, conocedor de la literatura revolucionaria de Europa.” Cuenta Britto.

Ya de entrada se muestra pues una intención de reivindicar a uno de los ídolos de la revolución bolivariana, personaje que otros autores han descrito como inculto y violento. Escudándose en que su obra está infundada punto por punto en documentos históricos y que más del 60 % de los diálogos son sacados de dicha documentación, el guionista no duda en tomarse ciertas licencias “poéticas” para ilustrar varios acontecimientos que tienen lugar en la película.

“Contra todas las figuras populares hay una campaña de descrédito infinita. Zamora va adquiriendo una cultura política con las publicaciones del partido liberal y los textos revolucionarios de Europa, él dijo mucho eso en su pulpería de Villa de Cura, pulpería que se volvió un centro de discusión. Cuando fue diputado demostró que tenía un pensamiento denso y complejo en todos sus discursos. Aunque no fue militar originalmente, sí cursó estudios militares y eso explica sus triunfos contra los mejores generales del ejército oligarca. Quienes lo han difamado, lo presentan como un bárbaro violento, pero en las anécdotas que se recogen, se ve que siempre intentó evitar todo tipo de violencia y daño contra el pueblo.” Completa el guionista.

Total que en Venezuela pasaron los años, los golpes y acontecimientos hasta que por cosas de la vida y la política, la Villa del Cine, decide hacer Zamora. Se la habían encargado inicialmente a César Bolivar, pero en Junio 2007, por razones que desconozco, llamaron a Chalbaud con el guión de Britto ya listo. Durante 6 meses se hizo la preproducción de lo que sería una película de 2 horas 15 minutos y una serie de televisión de 6 horas de duración que saldrá al aire dentro de un año.

Tal vez porque su película anterior fue una de las producciones más caras realizadas en el país, Chalbaud dice no conocer el costo total de la producción, pero por lo que se ve en pantalla, asumo que el monto debe ser muy superior al anterior. Elenco multitudinario, vestuarios fastuosos, escenografías muy bien realizadas, locaciones en el interior del país y efectos especiales nunca vistos en una película venezolana son sin duda los aspectos más destacados de una cinta que resulta ser, ante mis ojos, no sólo la obra más ambiciosa de Román Chalbaud, sino también la épica más grandilocuente de nuestro cine.

El lunes colocaré el resto de la entrevista con Román Chalbaud y Luis Britto García, así como otras impresiones luego de haber visto la película. Espero que este fin de semana otros valientes se atrevan a verla y así podamos discutirla en los comentarios.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Día Naranja... ¿O Rosa?


Tres mujeres, en 3 ciudades distintas de Latinoamérica, enfrentan en un mismo día todas las ansiedades, miedos e ilusiones que una fémina puede encarar antes de conocer los resultados de una prueba de embarazo. Con esta premisa, finalmente se estrena la comedia rosa, no naranja, de la directora Alejandra Szeplaki

Los personajes de la actriz argentina Bernarda Pages, la colombiana Martina García y la venezolana Carolina Riveros están pariendo. Bueno, aún no. Pero en nueve meses, puede que alguna de ellas sí lo esté. En un Día Naranja como hoy, están temblando, sonriendo e imaginando. Compartiendo con sus compañeros de elenco Juan Pablo Rabba, Andrés Suárez, Reinaldo "Peche" Zavarce (Sí, el de Isa TKM) y Martín Borisenko, todas las posibilidades que se abren ante ellas antes de conocer el resultado de la prueba de embarazo que se harán al final del día.

“Es un momento que propicia sueños, fantasías, pesadillas. Esto nos permite hacer una película que explore la psicología de estas tres mujeres tan distintas. Eso sí, con buen humor. No es una película donde reirás a carcajadas, pero te hará salir del cine con una sonrisa y con la sensación de haber visto grandes valores estéticos” Comenta la directora y co-guionista del filme, Alejandra Szeplaki.

La directora es feminista hasta los tuétanos y su opera prima puede que sea el primer girl flick de nuestro país, es decir, una película hecha por mujeres para mujeres. “Es un género no trabajado en el cine venezolano. Creo que se aleja de la mayoría de las películas que suelen hacerse aquí en Venezuela, no sólo a nivel de temática y tono, sino también a nivel estético. Creo que tiene un estilo muy personal.”

En ese sentido, confiesa que jamás haría una película de terror o de acción, que se inclina por el cine europeo, la comedia romántica o el cine independiente norteamericano. “Mi cine habla de la mujer, la ciudad y el amor”, elementos que en Día Naranja los hay por partida triple.

Babel Sureño

Caracas, Bogotá y Buenos Aires. Hacía tiempo que no se producía una película venezolana con un carácter tan internacional. Y la cosa fue así desde el comienzo, cuando Alejandra comenzó a escribir el guión, a mitad de camino se dio cuenta que le faltaban herramientas para completarlo, así que decidió seguir con ayuda de la guionista argentina Leticia Castro. “La historia es muy simple, pero eso no quiere decir que no nos haya dado trabajo llegar a su versión final. Yo no soy muy amiga de las grandes tragedias, así que la historia se mueve en ese espacio de la sonrisa sutil y femenina, de una forma ligera y entretenida, que busca que el público salga feliz de la sala.”

La parte más difícil fue coordinar los 3 equipos de producción de los 3 países donde transcurre la película. “El proceso de grabar en 3 ciudades distintas, 2 que no son tú ciudad, es súper complejo. Es como hacer 3 películas pues en cada ciudad debes hacer la pre producción, los castings, no sólo de actores, sino también de técnicos. En Venezuela yo conocía a mi equipo, pero afuera no y es importante porque tienes que conseguir un equipo que se parezca a ti”

El resultado, es una película de tres nacionalidades, factor muy positivo si se piensa que puede facilitar la distribución del filme en el resto del continente. “En Colombia no se ve cine venezolano, en Venezuela no se ve cine colombiano; Lo mismo pasa en Argentina, las pocas películas que llegan aquí de esas latitudes es gracias a los artilugios de las grandes distribuidoras como Fox o Warner. Esperamos que nuestra película, con toda su novedad, locura y todos los caminos que ha abierto, pueda abrir nuevos espacios para nuestro cine.”

Habrá otro post de Día Naranja, donde Alejandra nos comentará sobre la particular estética de la película y yo les daré mis impresiones luego de haberla visto en una premiere especial. Pasen y comenten, que si no, no tiene chiste.

lunes, 5 de octubre de 2009

Distrito 9


La verdad, no hay tantas películas venezolanas en circulación como para dotar este blog de un flujo constante de entradas exclusivas a ese tópico. Así que mientras saco tiempo para ver Zamora y entrevistar a Chalbaud, les dejo un pequeño comentario sobre una de las mejores pelis que he visto este año: District 9 (Aquí, Sector 9), que llega junto a los Malditos Bartardos de Tarantino el 09 de Octubre para manchar de sangre y tripas el Día Naranja de Alejandra Szeplaki.

Por primera vez en mucho tiempo, los extraterrestres llegan a un lugar distinto a los Estados Unidos. Aterrizaron de emergencia en Johannesburgo, Sudáfrica (tierra del director Neil Blomkamp), por una avería en su nave nodriza hace más de 20 años. Desde entonces, han vivido como refugiados en un gheto conocido como Sector 9, marginados por los verdaderos monstruos de esta historia: Los humanos.
No revelaré más detalles de la historia, salvo que es brutal. Blomkamp rodó por primera vez esta idea en el 2005 en su cortometraje Alive in Juburg y gustó tanto, que lo terminó apadrinando Peter Jackson.
Y no es difícil entender por qué. Lo que van a encontrar aquí es Ciencia Ficción de la buena. No sé ustedes, pero yo hace rato que dejé de impresionarme por la calidad de los efectos especiales en las películas. Me encantan los monstruos, las naves y los cataclismos que destruyen el mundo una vez al año, pero con la tecnología de hoy, prácticamente todo es posible. Cualquiera puede hacer lo que sea y hacerlo hasta el cansancio. Es lo que no han entendido realizadores de bodrios como Transformers 2 o cualquiera de las entregas de La Momia.

Las mejores obras de ciencia ficción o fantasía están ancladas en lo humano. Su verdadero peso no descansa sobre los hombros de los técnicos de efectos especiales, sino en la manera en que son capaces de someter las inquietudes del hombre a situaciones o escenarios que difícilmente serían posibles en el mundo que conocemos.

Digo, ¿Qué es Frankenstein, sino el castigo de un hombre que quiso jugar a ser Dios y vencer a la muerte? La famosa conspiración de los Body Snatchers ha sido expuesta muchas veces como una alegoría a la creciente presencia de corrientes de pensamiento subversivas a los gobiernos de turno. ¿No es El Señor de los Anillos una versión fabulada de las experiencias de guerra de un soldado? El mismo David Cronemberg asegura que su versión de La Mosca (1987) es su manera de hablar sobre el decaimiento progresivo del cuerpo ante una enfermedad terminal.

Todas estas referencias y muchas otras hechas a clásicos del género están presentes en Sector 9. Dado que la historia se desarrolla en Sudáfrica, es obvio que la película resulta ser una metáfora directa de los muchos problemas de discriminación que el país ha enfrentado a lo largo de los años.
Pero Blomkamp no se limitó sólo a hacer comentarios sociales en su película. Sector 9, fluctúa entre el falso documental y la narrativa convencional para proporcionarnos más de 90 minutos de pura adrenalina con secuencias de acción memorables que no tienen nada que envidiar a las que suele realizar el maestro del género James Cameron.

Y lo mejor...
Sector 9 es una película universal, pero muy anclada en su regionalidad. Destila parte de la identidad cultural de Sudáfrica, la patria que la parió. Estúpidos racistas, brujería, los problemas de la vida en el gheto y todo se nos hace muy cercano también a nuestra realidad. Una película como esta, pudo ocurrir en los terrenos invadidos de Guatire y Guarenas. En definitiva, una película de la que deberíamos aprender a desprendernos un poco del ombliguismo de nuestro cine.